Apetito de Destrucción es el nombre de la muestra que reúne a Christian Yovane, Pablo Ferrer y a Jorge Cabieses al interior de la primera sala de Galería Animal. El título proviene del disco homónimo de la banda de glam rock Guns ´n Roses y se refiere a una temática común a todas las obras expuestas en esta exhibición. El apetito de destrucción es el hambre por los acontecimientos trágicos que alimentan diariamente a los medios de comunicación, como si lo único que atravesara transversalmente a todo mass media sea este ánimo de fagocitar diariamente desastres digeridos instantáneamente por el lector. Tal vez con el ánimo de la permanencia que hay en las obras de arte, esta exposición ha elegido la pintura como medio para emplazar las propuestas de estos tres jóvenes artistas. La pintura funciona como denominador común que, sea desplazada o citada, es el punto de encuentro para releer la vertiginosa ambigüedad de la tragedia mediada
Christian Yovane presenta una serie de cajas de luz con fotografías de pequeños montajes a partir de modelos tradicionales de la naturaleza muerta. Con este antecedente recrea sutiles composiciones utilizando pies, manos, flores, y una sugerente maleta. Las variaciones en la composición van generando una narrativa oscura.
Pablo Ferrer presenta un díptico de gran formato con la imagen de un velorio. La diferencia entre ambas partes radica en que el primer cuadro corresponde a una proyección de video con la escena mortuoria, y la segunda a su representación en pintura sobre tela. Para poder imitar al cuadro los actores debieron permanecer largos minutos inmóviles frente a la cámara configurando esta puesta en escena del dolor.
Jorge Cabieses presenta una serie de pequeñas fuentes de agua del tipo feng shui, muy populares en el mercado, intervenidas con diversos desastres en miniatura. Los accidentes, las bombas, los cuerpos fragmentados, aviones estrellados, todo forma parte de un imaginario perverso que transforma las fuentes en exquisitos objetos de decoración.
Christian Yovane presenta una serie de cajas de luz con fotografías de pequeños montajes a partir de modelos tradicionales de la naturaleza muerta. Con este antecedente recrea sutiles composiciones utilizando pies, manos, flores, y una sugerente maleta. Las variaciones en la composición van generando una narrativa oscura.
Pablo Ferrer presenta un díptico de gran formato con la imagen de un velorio. La diferencia entre ambas partes radica en que el primer cuadro corresponde a una proyección de video con la escena mortuoria, y la segunda a su representación en pintura sobre tela. Para poder imitar al cuadro los actores debieron permanecer largos minutos inmóviles frente a la cámara configurando esta puesta en escena del dolor.
Jorge Cabieses presenta una serie de pequeñas fuentes de agua del tipo feng shui, muy populares en el mercado, intervenidas con diversos desastres en miniatura. Los accidentes, las bombas, los cuerpos fragmentados, aviones estrellados, todo forma parte de un imaginario perverso que transforma las fuentes en exquisitos objetos de decoración.