Peso Muerto

Peso Muerto

El martes 18 de octubre a las 19:30 horas se inaugura en la Galería Animal la muestra titulada Peso muerto de la artista Marcela Correa y que está conformada por cinco esculturas blandas de gran formato que colgarán suspendidas en la sala de la Galería haciendo directa alusión a los antiguos colchones de lana.

Su obra escultórica de gran formato era, hasta su última exposición del 2007, una mezcla de materiales variados como madera, piedra y piezas metálicas. Sin embargo, en esta ocasión Marcela Correa trabajó con materiales blandos. “Por primera vez tengo una historia con respecto a un trabajo que hasta ahora ha sido mucho más abstracto con piedras y materiales similares”, explica. Utilizando una tela estampada para hacer colchones y que ya se dejó de hacer, fue cosiendo ésta rellenándola con motas de lana creando grandes cubos blandos que llegan a pesar hasta 300 kilos. Cordeles gruesos atraviesan estas estructuras formando y deformando este cubo hasta crear una construcción textil ajustada donde tripas de cordel grueso intentan contener los desplazamientos de un relleno denso y pesado, colgando de estas esculturas suspendidas que parecieran estar destilando.

La muestra nació tras el terremoto que dejó en evidencia la rápidez con la que queda atrás el pasado. “Todo va quedando en el olvido. Las catástrofes, por ejemplo, destruyen un pasado, un recuerdo y te obligan a partir de cero. El mayor desastre natural es la pérdida de lo cotidiano. Recuerdos y costumbres barridos de una sola vez por una inundación o por un terremoto. El colchón es un mobiliario de supervivencia, el último refugio posible para una vida cualquiera. Un colchón mojado es abandono puro y peso muerto. De ese Peso Muerto habla la exposición”, explica la artista Marcela Correa a la que siempre le ha interesado “hacer hablar el objeto”.

El mismo acto de crear estas esculturas trajo consigo entrelazar las más diversas historias. Tras fallecer la abuela, Marcela Correa volvió a la casa de ella, ya despojada de todas las cosas, y encontró en una esquina algunos colchones de lana arrumados. Otros los rescató de una cabaña que tenía y que se derrumbó tras el 27F. “Mientras los transportaba me quedé pensando en todos los colchones que se acarreaban. Pensé en todas esas casa de adobe que se cayeron para el terremoto, que tenían estos colchones de lana, y que se cambiaron por colchonetas. Y me quedé pensando en este cambio rápido de objetos”.

Para la artista, que hasta ahora había trabajado siempre en talleres más bien ruidosos, este fue un trabajo mucho más silencioso e íntimo que la llevó a descubrir pequeños detalles relacionados a su nueva obra. “Por ejemplo, me llamó la atención que un sobrino de 26 años no veía colchones en estas esculturas porque nunca había dormido sobre un colchón de lana. Mi generación y gente mayor en cambio, reconocía de inmediato de qué estaba hecha mi obra”, agrega. Como una forma de rescatar este pasado cada escultura lleva el nombre de las bisabuelas de sus hijos. “Pese a que la muestra se llama Peso Muerto siento que estas esculturas son cuerpos muy vivos y orgánicos”, concluye la artista.

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