Este mes de agosto, contamos con dos exposiciones:

1. HABITO TIERRA - FERNANDO HINOSTROZA

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La representación de la cabeza humana ha sido una práctica artística recurrente en muchas culturas a lo largo de la historia. Deidades, líderes y seres humanos comunes han sido inmortalizados a través de la materia esculpida, modelada o tallada para acercarnos a lo más próximo de su identidad, tanto individual como colectiva, en contextos específicos.

Fernando Hinostroza ha venido trabajando por años en cabezas humanas en cerámica que varían en tamaño, forma, materialidad y técnicas de cocción, utilizando engobes, esmaltes y, a veces, oro en una tercera quema. Aunque estas cabezas lucen a primera vista como retratos humanos de rasgos indefinidos, es en el tratamiento de la superficie donde se revelan las intenciones del artista. Utilizando la cerámica como soporte, incorpora inscripciones, dibujos y otros tratamientos gráficos que abordan temas como la identidad humana, los conflictos políticos y sociales, así como las dinámicas de poder y dominación.

2. AOP - APARALIUS

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¿Podemos trabajar en colaboración con las agencias no humanas del paisaje, como la lluvia? A partir de esta inquietud, Catalina Giacamán (Osorno, 1993) y Juan Pérez (Santiago, 1992) han desarrollado un proyecto transdisciplinar de largo aliento que explora la posibilidad de entender y dialogar con el fenómeno pluvial y sus efectos en los seres vivos, los elementos inertes del paisaje, la hidrología y el clima.

Los artistas integran diversos campos del conocimiento -artístico, científico y ecológico- en una serie de dispositivos escultóricos, visuales, sonoros e interactivos que, en su materialidad, operan como intermediarios de comunicación y análisis subjetivo de los comportamientos espacio-temporales de la lluvia.

Para los artistas, trabajar con la lluvia implica suspender expectativas y estar atentos a su aparición, lo cual representa un gesto de humildad y apertura hacia un proceso que depende tanto de nuestra voluntad como del ciclo climático.

En la galería, se presentan un aparato/instrumento de percusión que funciona como una escultura sonora activada por la lluvia, similar a una batería, así como una serie de cerámicas derivadas de soportes sobre los que se colocó ceniza tamizada y se dejaron expuestos a la lluvia durante meses. Esta combinación de técnicas da lugar a piezas alegóricas de cúmulos o montañas, que pueden interpretarse como una especie de cosecha de lluvia.