El 14 de octubre a las 19:30 horas se inaugura en la Sala Cero la muestra “LA NECESIDAD (tiene cara de hereje)” una instalación de Cristóbal Cea que consiste en un ejercicio de ficción donde un modelo a escala natural de una antena de comunicaciones celulares emerge desde la sala para atravesar dicho recinto expositivo y hacerse visible desde la azotea de la Galería.
La antena, un conjunto de misteriosos receptáculos y cajas que acompañan una torre de 12 metros de altura construida en madera por el artista, está cubierta por un patrón pictórico que rinde homenaje a Norman Wilkinson: pintor y marino Británico que durante la primera guerra mundial ideó un sistema de camuflaje de fuertes colores y figuras geométricas basado en el cubismo. Este patrón que fue aplicado a más de 12.000 buques de guerra entre 1917 y 1918.
Así, los modelos de Wilkinson se presentan como el sistema de camuflaje más apropiado para “infiltrar” esta arquitectura arquetípica de la sociedad de la información en un recinto cultural aparentemente ajeno a las dinámicas culturales, económicas y sociales que los actuales sistemas de comunicación desencadenan en nuestro entorno urbano.
Por otra parte, la construcción artesanal de esta antena (en contraposición a los eficientes procedimientos constructivos contemporáneos) le permite a Cea seguir desarrollando un cuerpo de obra donde la especulación arquitectónica, ligada a elementos ominosos del paisaje urbano, manifiestan la distancia cognitiva que se cierne entre el hombre contemporáneo y las intrincadas estructuras técnicas que sostienen -y de hecho afectan-, su estilo de vida y comportamiento.
“Mi obra es una respuesta a esta imposibilidad de participar de mi propia ciudad. Es una recreación pseudo-científica de mi entorno en donde lo desconocido se transforma en el porta,l a un lado-B de la contemporaneidad, poblado por las estructuras técnicas y sociales que sostienen nuestro estilo de vida moderno. Estas metáforas urbanísticas son luego modeladas tridimensionalmente y trasladadas a un medio que me permita experimentar la experiencia de su construcción, como la pintura, el dibujo o la escultura. De esta manera puedo participar en la construcción de mi entorno, quizás con la efectividad de un niño que construye carreteras de lego, pero participando al fin y al cabo”, comenta el artista.
La antena, un conjunto de misteriosos receptáculos y cajas que acompañan una torre de 12 metros de altura construida en madera por el artista, está cubierta por un patrón pictórico que rinde homenaje a Norman Wilkinson: pintor y marino Británico que durante la primera guerra mundial ideó un sistema de camuflaje de fuertes colores y figuras geométricas basado en el cubismo. Este patrón que fue aplicado a más de 12.000 buques de guerra entre 1917 y 1918.
Así, los modelos de Wilkinson se presentan como el sistema de camuflaje más apropiado para “infiltrar” esta arquitectura arquetípica de la sociedad de la información en un recinto cultural aparentemente ajeno a las dinámicas culturales, económicas y sociales que los actuales sistemas de comunicación desencadenan en nuestro entorno urbano.
Por otra parte, la construcción artesanal de esta antena (en contraposición a los eficientes procedimientos constructivos contemporáneos) le permite a Cea seguir desarrollando un cuerpo de obra donde la especulación arquitectónica, ligada a elementos ominosos del paisaje urbano, manifiestan la distancia cognitiva que se cierne entre el hombre contemporáneo y las intrincadas estructuras técnicas que sostienen -y de hecho afectan-, su estilo de vida y comportamiento.
“Mi obra es una respuesta a esta imposibilidad de participar de mi propia ciudad. Es una recreación pseudo-científica de mi entorno en donde lo desconocido se transforma en el porta,l a un lado-B de la contemporaneidad, poblado por las estructuras técnicas y sociales que sostienen nuestro estilo de vida moderno. Estas metáforas urbanísticas son luego modeladas tridimensionalmente y trasladadas a un medio que me permita experimentar la experiencia de su construcción, como la pintura, el dibujo o la escultura. De esta manera puedo participar en la construcción de mi entorno, quizás con la efectividad de un niño que construye carreteras de lego, pero participando al fin y al cabo”, comenta el artista.