El próximo martes 11 de agosto a las 19:30 horas se inaugura en la Sala Cero la muestra titulada "Masa Media" de la artista Paula Dittborn que reúne sus más recientes pinturas de plasticina.
Una de las problemáticas en torno a la cual reflexiona la artista es la imposibilidad de retener la efímera imagen cinematográfica sin importar cuánto se la desee, ya que está en ella misma el germen, la razón de ser de su inaprehensibilidad.
Una sola imagen perteneciente a una secuencia fílmica es efímera, ya que su duración en la pantalla es muy breve, imposible de ser percibida por el ojo humano. Por otra parte, la condición efímera del video no descansa sólo en ese hecho, sino que también en su propia materialidad: una vez dispuesta la película para su conservación, ésta comienza a deteriorarse lentamente. La cinta de video pasa de ser la representación del referente, a las complejas historias de su propia destrucción. Es así como las marcas de erosión de la copia generan en ella su propia aura, en la medida en que le son propias, únicas, e irrepetibles.
Las pinturas hechas de plasticina de Paula Dittborn, lejos de obviar aquellos signos propios de una mala reproducción o del paso del tiempo, les otorgan un lugar privilegiado dentro de la pintura. La ligazón de la obra con su referente “original” (aquello que fue captado alguna vez por la cámara) pierde consistencia, mientras que se le da mayor importancia a las características del medio de reproducción original. La artista logra esto disponiendo la plasticina sobre el soporte de tal manera que reproduzca cada uno de los rayos catódicos de la tele. Conforman así un conjunto de líneas regulares de volumen lo suficientemente significativo como para provocar efectos de sombra. La representación de las figuras es lo suficientemente fidedigna como para que éstas sean reconocibles, sin embargo, es más precisa la alusión hecha al medio, al monitor.
Una de las problemáticas en torno a la cual reflexiona la artista es la imposibilidad de retener la efímera imagen cinematográfica sin importar cuánto se la desee, ya que está en ella misma el germen, la razón de ser de su inaprehensibilidad.
Una sola imagen perteneciente a una secuencia fílmica es efímera, ya que su duración en la pantalla es muy breve, imposible de ser percibida por el ojo humano. Por otra parte, la condición efímera del video no descansa sólo en ese hecho, sino que también en su propia materialidad: una vez dispuesta la película para su conservación, ésta comienza a deteriorarse lentamente. La cinta de video pasa de ser la representación del referente, a las complejas historias de su propia destrucción. Es así como las marcas de erosión de la copia generan en ella su propia aura, en la medida en que le son propias, únicas, e irrepetibles.
Las pinturas hechas de plasticina de Paula Dittborn, lejos de obviar aquellos signos propios de una mala reproducción o del paso del tiempo, les otorgan un lugar privilegiado dentro de la pintura. La ligazón de la obra con su referente “original” (aquello que fue captado alguna vez por la cámara) pierde consistencia, mientras que se le da mayor importancia a las características del medio de reproducción original. La artista logra esto disponiendo la plasticina sobre el soporte de tal manera que reproduzca cada uno de los rayos catódicos de la tele. Conforman así un conjunto de líneas regulares de volumen lo suficientemente significativo como para provocar efectos de sombra. La representación de las figuras es lo suficientemente fidedigna como para que éstas sean reconocibles, sin embargo, es más precisa la alusión hecha al medio, al monitor.