“Estoy siendo un narrador de historias con pinceles”, dice Hernán Gana sobre su exposición “Sociedad Anónima” que inaugura el próximo 4 de noviembre a las 19:30 en la Galería Animal.
Mientras que su última muestra realizada en la Galería el año 2006 se concentraba en lo urbano que se va comiendo la naturaleza, ahora “me concentro en el edificio como contenedor de habitantes”. Según cuenta el artista “mi discurso antes era la evolución urbanística sin control. Ahora borro el arquitecto y me transformo en habitante. Es un juego de observación del habitar y un ejercicio de pintura. Tiene que ver también con el voyeur, pero no me meto más adentro de la terraza. Sólo hay gestos muy sutiles de lo los interiores.”
Sus obras, óleo y acrílico sobre tela e imágenes digitales con óleo y resina sobre madera, parten de dos fotos que sacó de las Torres de Tajamar. “Este edificio y su arquitectura es una buena excusa para este simple acto que es mirar y desglosar la vida de sus habitantes. Uso las fachadas como excusa para hacer un ejercicio de pintura. Técnicamente trabajo con la proyección de la foto la cual octogonalicé con photoshop, es decir, quedó todo en un ángulo recto evitando la foto arquitectónica. Por eso digo que no pinto arquitectura sino que pinto contenedores de habitantes”, explica Gana.
Por otra parte está el juego de imaginar, a través de la pintura, quién vive ahí creando un balcón para cada uno de esos personajes. “El primer cuadro no intervengo las fachadas, pero después comienzo a inventarles vidas a los habitantes e inventar decoraciones para esa gente inventada. Sutilmente, a través de las terrazas, se puede observar cómo se habita y, a partir de eso, jugar con quién posiblemente vive ahí.”
Mientras que su última muestra realizada en la Galería el año 2006 se concentraba en lo urbano que se va comiendo la naturaleza, ahora “me concentro en el edificio como contenedor de habitantes”. Según cuenta el artista “mi discurso antes era la evolución urbanística sin control. Ahora borro el arquitecto y me transformo en habitante. Es un juego de observación del habitar y un ejercicio de pintura. Tiene que ver también con el voyeur, pero no me meto más adentro de la terraza. Sólo hay gestos muy sutiles de lo los interiores.”
Sus obras, óleo y acrílico sobre tela e imágenes digitales con óleo y resina sobre madera, parten de dos fotos que sacó de las Torres de Tajamar. “Este edificio y su arquitectura es una buena excusa para este simple acto que es mirar y desglosar la vida de sus habitantes. Uso las fachadas como excusa para hacer un ejercicio de pintura. Técnicamente trabajo con la proyección de la foto la cual octogonalicé con photoshop, es decir, quedó todo en un ángulo recto evitando la foto arquitectónica. Por eso digo que no pinto arquitectura sino que pinto contenedores de habitantes”, explica Gana.
Por otra parte está el juego de imaginar, a través de la pintura, quién vive ahí creando un balcón para cada uno de esos personajes. “El primer cuadro no intervengo las fachadas, pero después comienzo a inventarles vidas a los habitantes e inventar decoraciones para esa gente inventada. Sutilmente, a través de las terrazas, se puede observar cómo se habita y, a partir de eso, jugar con quién posiblemente vive ahí.”