Según explica el artista, “las nueve imágenes o mensajes provienen de la totalidad universal y representan y a la vez pertenecen a una serie de movimientos constantes accionados por los habitantes de la Tierra”. Agrega que en sus obras hay un “evidente hincapié en los movimientos evolutivos de la especie humana”, algo que se debe “a la simple razón de que es ésta, al menos hasta ahora, la única especie interesada en percibir estos mensajes de forma consciente y por su propia voluntad”. Sin embargo, para el pintor el ser humano no es el único afectado por estos movimientos constantes, invitando en sus telas también a cohabitar a otras especies afectadas por el simple hecho que “al vivir todas bajo el mismo espacio-tiempo esto se hace inevitable”.
Elías Santis dice haber creído siempre que el proceder de los elementos del universo, incluyendo su forma material, tienen otra tarea que su funcionalidad evidente, y es la de emanar destellantes analogías. Éstas, al ser interpretadas, reflejan las claves para la evolución. “Simplemente tengo el honor de reinterpretar estos elementos, combinarlos entre sí y de esa manera dar lugar a la concepción de un símbolo caótico, de carácter atemporal y multidireccional mediante el talento que Dios me ha dado, en este caso, a través de la pintura”.
Para el artista hay misterios por develar en sus obras. “Conozco algunos de ellos, otros no. Pero estamos trabajando juntos y puede que eso que buscamos, ese significado, esa comprensión de las nueve imágenes, se revele ante nosotros inmediatamente o en unos 60 años”, reflexiona sobre su obra. “Lo importante es que para ese entonces queramos o no, habremos contribuido a la inminente eclosión de nuestra conciencia”.
Elías Santis dice haber creído siempre que el proceder de los elementos del universo, incluyendo su forma material, tienen otra tarea que su funcionalidad evidente, y es la de emanar destellantes analogías. Éstas, al ser interpretadas, reflejan las claves para la evolución. “Simplemente tengo el honor de reinterpretar estos elementos, combinarlos entre sí y de esa manera dar lugar a la concepción de un símbolo caótico, de carácter atemporal y multidireccional mediante el talento que Dios me ha dado, en este caso, a través de la pintura”.
Para el artista hay misterios por develar en sus obras. “Conozco algunos de ellos, otros no. Pero estamos trabajando juntos y puede que eso que buscamos, ese significado, esa comprensión de las nueve imágenes, se revele ante nosotros inmediatamente o en unos 60 años”, reflexiona sobre su obra. “Lo importante es que para ese entonces queramos o no, habremos contribuido a la inminente eclosión de nuestra conciencia”.