Tres nudos, trescientos tajos / Trazando líneas en el agua / Que tengas tu cuerpo

Tres nudos, trescientos tajos / Trazando líneas en el agua / Que tengas tu cuerpo

Tres nudos, Trescientos tajos
La obra de estos tres artistas parte –como premisa y en su operatividad interior- de la articulación de algún tipo de conflicto, de algún tipo de diálogo tenso donde justamente las propuestas, en lugar de pretender zanjar taxativamente un comentario, buscan en lo sugerente de sus estéticas ampliar en distintas direcciones sus implicaciones y aristas.
Justamente son los “nudos” que presentan los que activan un incentivo de resolución por parte del espectador, respuestas tan variables como la cantidad de sujetos de experiencia que los confronten, y que estarán moduladas por nuestros territorios subjetivos y tomas de posición.
Trazando líneas en el agua
Es justamente esta noción, y lo ambiguo y problemático que puede resultar su generalizada adopción, lo que anima la producción reciente de Manuela Ribadeneira (Quito, Ecuador -1966) quien presenta en esta muestra un par de “esculturales” piernas en un gesto que implica ubicarse Con un pie en un lado y con un pie en el otro y que cada quien decida que lados son esos (2006).
Esta minuciosa talla en madera tiene su génesis en un trabajo anterior de la artista, el cual adoptó como leitmotiv la consabida pose que los turistas ensayan al visitar el monumento de la línea ecuatorial para ubicarse, al mismo tiempo, sobre los dos hemisferios terrestres. En otras palabras sobre dos lados opuestos, divididos y separados por geometrías imaginarias.
Esta artista opera conciente de ciertos postulados de las llamadas estéticas relacionales en su interés por crear ya sea momentos u objetos que produzcan socialización y por eso para esta presentación chilena de su obra, elabora ad-hoc una pieza en similar vena denominada Concordia (2006). Por un exquisito avatar este nombre lleva implícito todo el peso de la ironía, ya que el título alude nuevamente a un punto geográfico, en este caso desde el cual se proyecta la disputa que a nivel diplomático sostienen Chile y Perú.
Ribadeneira no desecha la “efectividad formal” para articular la situación, elabora un sutil entramado que a manera de red se suspende en la Galería, y cuyo uso tropológico nos remite al mar territorial objeto del impasse. La composición triangular de esta malla se deriva del conflictivo trazo de líneas limítrofes que cada postura determina. La pieza está conformada por cientos de anzuelos (cuyo modelo emula una especie particular de anchovetas), los cuales en este contexto asumen un grosor semántico digno del más potente fetiche, y que nos remiten a distintas metaforizaciones que desbordan la simple referencia a la riqueza pesquera y su industria que se maneja como trasfondo de la disputa
Estas geometrías de la discordia son compactadas en sus escalas para concentrarnos en su relativa importancia, de esta forma concentrando su poder connotativo y de sugestión. Llegado este punto nos queda claro que el interés de Ribadeneira en su planteamiento no está en sugerir un arbitrio, sino en ponderar la anatomía del conflicto, los argumentos y el objeto de las pugnas en sí.
Que tengas tu cuerpo (para exponer)
Quizá la característica más saliente en la práctica de Saidel Brito (Matanzas, Cuba -1973) se encuentra en el uso refinado y estratégico que hace de patrimonios artísticos proscritos u olvidados. Al hacerlo no aborda los legados de la “tradición” apropiacionista de manera ligera, sino hurgando en su capacidad de entablar diálogos de fondo, como herramienta aún fértil para producir imágenes culturalmente significantes.
En esta ocasión la serie que presenta reinterpreta a gran escala una serie de bocetos de Enrique Tábara (Guayaquil, 1930) –discutiblemente el más emblemático de los maestros modernos del Ecuador aún en actividad- y que provienen de un (aparentemente) “insignificante” cuadernillo de dibujos que dicho artista realizó durante una breve reclusión carcelaria en 1978. Se trata de varios retratos de sus compañeros de celda que denotan un claro interés por aspectos humanos y sociales.
La serie se titula aptamente Hábeas Corpus (2004), remitiéndonos –no faltaba más- a la figura jurídica a la que accede cualquier ciudadano detenido, que le otorga el derecho a comparecer ante un tribunal (ahora un público) que resuelva la validez de los argumentos acusatorios, y al cual apela el propio autor como proclama artística en el juego de asociación con los reos representados.

Obras del artista

No quedan productos